Ponte, Giovanni Dal. Las Siete Artes Liberales. (C) Archivo Fotográfico del Museo Nacional de Prado.
Prevenir hoy para proteger la empresa y a sus directivos mañana
En el día a día de la empresa, las decisiones se toman con rapidez y bajo presión. Contratos, pagos, relaciones comerciales, delegación de funciones o gestión de equipos forman parte de la actividad ordinaria. Sin embargo, no siempre se es consciente de que determinadas conductas pueden tener relevancia penal, no solo para las personas físicas que las ejecutan, sino también para la propia empresa.
El compliance penal nace precisamente para dar respuesta a esta realidad: anticiparse al riesgo penal antes de que el problema exista.
La responsabilidad penal de la persona jurídica: un cambio irreversible
Desde la introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas en nuestro ordenamiento, las empresas pueden ser penalmente responsables por delitos cometidos en su seno, con consecuencias que van mucho más allá de una sanción económica.
Las penas pueden incluir:
- Multas de elevada cuantía
- Prohibición de contratar con el sector público
- Suspensión de actividades
- Clausura de locales
- Daños reputacionales difícilmente reparables
Además, para las personas físicas responsables de la comisión del delito, se pueden imponer penas privativas de libertad.
En este contexto, y si bien la implantación de un sistema de compliance no es obligado legalmente, la realidad es que la ausencia de un sistema de prevención adecuado ya no es una opción.
El compliance penal no es burocracia
Uno de los errores más habituales es concebir el compliance como un conjunto de documentos formales diseñados para cumplir expediente. Nada más lejos de la realidad.
Un programa de compliance penal eficaz debe:
- Adaptarse a la estructura real de la empresa
- Identificar los riesgos concretos de su actividad
- Establecer controles claros y operativos
- Ser conocido y aplicado por quienes toman decisiones
Los tribunales valoran la efectividad real, no la mera existencia formal del modelo.
Proteger a la empresa… y a quienes la dirigen
El compliance penal no solo protege a la persona jurídica. Bien diseñado e implantado, actúa como un elemento de defensa para administradores y directivos, al delimitar responsabilidades y acreditar que se han adoptado medidas razonables de control y supervisión.
En situaciones de investigación penal, disponer de un modelo serio y aplicado puede:
- Excluir o atenuar la responsabilidad penal de la empresa
- Reforzar la posición defensiva de sus órganos de dirección
- Aportar credibilidad ante jueces y fiscales
En este sentido, el compliance es una inversión en seguridad jurídica.
La importancia de un enfoque jurídico y práctico
He tenido la oportunidad de desarrollar proyectos de compliance para empresas de muy distintos sectores: compañías elécticas, sector aeroespacial, distribución alimentaria, moda, sector inmobiliario, turismo, industria textil, etc.
El diseño de un sistema de compliance penal no puede abordarse desde modelos genéricos. Quien haga esto, generalmente perderá su tiempo y su dinero.
Exige conocimiento profundo del Derecho penal, de la práctica judicial y del funcionamiento interno de la empresa.
Un buen programa requiere:
- Análisis penal de riesgos específicos
- Protocolos de actuación claros
- Canales de denuncia eficaces y confidenciales
- Sistemas de supervisión y actualización periódica
Todo ello debe integrarse en la cultura corporativa de la empresa, no superponerse a ella.
Cuando el compliance se pone a prueba
La verdadera utilidad del compliance penal se aprecia cuando surge un problema: una denuncia interna, una investigación de la Fiscalía o un procedimiento judicial.
En ese momento, la reacción de la empresa es decisiva. Actuar con rapidez, criterio jurídico y coordinación interna puede marcar la diferencia entre una incidencia controlada y una crisis penal de gran alcance.
Por ello, el compliance no termina con su implantación. Requiere seguimiento, formación y acompañamiento jurídico continuado.
Un acompañamiento cercano y especializado
La implantación de un sistema de compliance penal suele coincidir con momentos de especial sensibilidad para la empresa: procesos de crecimiento, profesionalización, cambios en la dirección o situaciones de riesgo detectadas.
En estos escenarios, el papel del abogado no es solo técnico. Es también acompañamiento estratégico y asesoramiento prudente, capaz de explicar riesgos reales, priorizar medidas y generar confianza en quienes deben aplicar el modelo.
Una reflexión final
El compliance penal no es un coste innecesario ni una moda pasajera. Es una herramienta esencial de protección jurídica, pensada para empresas que quieren crecer con seguridad, evitar riesgos innecesarios y proteger a quienes asumen responsabilidades de dirección.
Porque en materia penal, la mejor defensa sigue siendo la prevención bien hecha.

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